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Jueves, diciembre 24th, 2020

Las estancias en Sitges y los viajes

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Junto a estas obras, durante los años de Maricel, Deering también atesoró una serie de dibujos que plasmaban la vida conjunta de los dos amigos mientras viajaban por Europa y cuando estaban en Sitges. Estos apuntes están llenos de realismo e instantaneidad, pese a su rápida ejecución, y destilan el humor y la ironía que presidían su amistad. Sin duda, podemos considerar que son la crónica de un itinerario vital. Hoy en día, la mayoría se conservan encuadernados en unos álbumes en la Northwestern Library de Evanston (Estados Unidos), conformando uno de los conjuntos de dibujos del catalán más importante jamás reunidos.

Casas retrató varias veces, en tono humorístico, las visitas al dentista de Deering, como se puede ver en la imagen inferior.
Casas retrató varias veces, en tono humorístico, las visitas al dentista de Deering, como se puede ver en la imagen inferior.

Conviene aclarar que entre ellos se hallan algunas obras realizadas por el propio Charles Deering. Estos apuntes se pueden reconocer fácilmente por la inferior calidad técnica que presentan y porque están firmados con las letras «C. D.» en las esquinas del papel. Dentro de este conjunto hay diversos retratos de Deering, puesto que a Casas le gustaba que el americano fuese el modelo de sus dibujos, igual como Rusiñol lo había sido cuando los dos vivían la bohemia de París. Eran obras íntimas y muy caricaturescas que proyectaban la buena amistad que había entre ellos. Muchos estaban pintados en los papeles de carta de los hoteles donde se alojaban, dejando constancia de las vivencias y las bromas que se hacían durante los viajes por Europa y la Península Ibérica. Un buen ejemplo son los fechados en junio y julio de 1910 cuando visitaron las ciudades de Sarajevo, Ragusa, Budapest y Estrasburgo, donde Casas captó en ellos las tradiciones y costumbres de los lugares por los que pasaban.

El mismo Casas también se autorretrató de manera humorística en esta situación comprometida, en manos del dentista, como se puede ver en el dibujo.
El mismo Casas también se autorretrató de manera humorística en esta situación comprometida, en manos del dentista, como se puede ver en el dibujo.

También dejó constancia gráfica del viaje realizado entre julio y agosto de 1911 a Holanda y Bélgica para visitar a Gari Melchers. El catalán retrató a sus amigos y a otros miembros de la colonia de artistas donde residía el pintor, pero también se interesó por la prostitución del Barrio Rojo de Ámsterdam. Las mujeres que allí trabajaban, además de permitirle retratar a una sociedad tan diferente a la de Barcelona, le sirvieron para estudiar el desnudo femenino, un tema que le interesó durante toda su carrera artística. Fruto de la cordialidad que existía entre ellos son los dibujos irónicos de ambos construyendo castillos de arena en la playa de Cabourg, en agosto de 1911, y las escenas de baile, canto y fiesta que plasmó, en septiembre de ese mismo año, cuando visitaron Nápoles. En ellas, donde aparecen vestidos de militar y religioso, predomina la acuarela e incluso llegó a modificar algunas postales que había comprado para conseguir representar el tema que le interesaba. Dentro de esta serie, también hallamos dibujos en los que la principal protagonista es la mujer. En ellos capta la moda de la época como hacía en sus lienzos, siendo un buen ejemplo su autorretrato cuando pintaba el biombo que le regaló a Deering para que ocupase un lugar destacado en el despacho que éste tenía habilitado en Maricel. Para esta obra compuesta por cinco retratos femeninos, Júlia Peraire posó vestida con cinco vestidos de países vinculados al norteamericano (España, Italia, Estados Unidos, Francia —concretamente París— e Inglaterra), demostrando como las obras de Casas servían para conocer a la perfección la moda de su tiempo.

Junto a estas líneas, un documento representativo de los dibujos caricaturescos de Ramon Casas. La escena nos muestra una manola flanqueada por el pintor y por Deering; al fondo, adivinamos los rostros de los criados orientales de éste último.
Junto a estas líneas, un documento representativo de los dibujos caricaturescos de Ramon Casas. La escena nos muestra una manola flanqueada por el pintor y por Deering; al fondo, adivinamos los rostros de los criados orientales de éste último.

Otra temática presente en los apuntes conservados en Estados Unidos son las escenas de sus vivencias en Sitges y Barcelona. Éstos generalmente presentan momentos vinculados a Maricel, como los dibujos en los que vemos a Deering con un matamoscas observando una pieza de su colección, o aquel en el que captó una visita de Rusiñol a su residencia y a la colección de arte. Pero, por encima de otros, se debe destacar los que reflejan diversas escenas de la boda de Miquel Utrillo y Dolors Vidal.

La imagen superior muestra una caricatura de perfil de los dos grandes amigos Casas y Deering, dibujada por el artista en una carta manuscrita enviada desde Colorado Springs, el 23 de noviembre de 1908.
La imagen superior muestra una caricatura de perfil de los dos grandes amigos Casas y Deering, dibujada por el artista en una carta manuscrita enviada desde Colorado Springs, el 23 de noviembre de 1908.

La amistad que les unía posibilitó que la despedida de soltero se organizase en Maricel, mientras que el enlace estaba previsto celebrarlo en la iglesia de San Benet de Bages. Pese a que Casas cedió el recinto, la ceremonia cambió de lugar ya que el 11 de junio de 1911 Josep Torres i Bages se negó a oficiarla allí porque consideraba que era «una iglesia muerta y el sacramento que Ud. quiere contraer es la fuente de la vida». La boda se llevó a cabo el 20 de junio de 1911 en la vecina población de Navarcles, siendo padrinos de la novia el anticuario Santiago Segura y su primo Miquel Riera. Por parte de Utrillo, lo fueron el escenógrafo, pintor y coleccionista Oleguer Junyent y el propio Casas, quien además se dedicó a retratar diversos momentos del acontecimiento para hacer partícipe de la felicidad vivida a Deering. No queremos olvidar una serie de dibujos en los que el dentista y Deering disfrazado de divinidad son los protagonistas. En cuanto a los primeros, muestran como el pintor y el norteamericano se sometían a las revisiones del médico. Son unos pequeños apuntes llenos de expresividad que remarcan el pánico que sentían cuando les arrancaban una muela. Los segundos, en cambio, denotan de manera irónica la autoridad que ejercía el magnate en algunos aspectos de la relación, sobre todo cuando se trataba de cuestiones artísticas. Podemos concluir que estos dibujos y apuntes demuestran la capacidad de Casas para captar las actitudes de los personajes retratados y plasmar sus movimientos, pese a la instantaneidad y la rapidez con la que están realizados. Son la expresión personal de la amistad que mantuvo con Charles Deering durante veinticinco años, pero a su vez la calidad que destilan permiten situarlo entre los grandes dibujantes de finales del siglo xix y principios del xx en Cataluña.